rumi espiritualidad

En realidad somos una sola alma yo y tú

Versa Rumi allá por el S.XIII en uno de sus poemas:

«En realidad somos una sola alma yo y tu. Aparecemos y nos escondemos yo en ti tú en mi. Tal es el sentido profundo de mi relación contigo ya que entre yo y tú, no existe ni yo, ni tú».

Siento de corazón que si cada uno de nosotros entendiese el sentido profundo de estas palabras el mundo sería otro.
¿Somos uno? ¿Somos lo mismo? Al leer este concepto ¿Qué se le mueve a un Occidental educado y moldeado por la cultura de la individualidad de ser, por el yo antes que el tú, o mejor dicho por ese deseo innato que todos tenemos de recibir y recibir? ¿Por esa idea del dar, sólo cuando uno reciba?.
Si somos capaces de observar el día a día, la vida en sí, todo lo que sucede a nuestro alrededor podemos ser capaces de entender que no es verdad que somos seres individuales ( Sin nombrar la relación con el entorno, que este es un tema que profundizaremos desde la Ecología espiritual).
Dependemos de los demás, dependemos del que cosecha el trigo para hacer pan y de todo el proceso que conlleva el hacerlo y que después llegue a nuestras mesas. Así puede surgir  la pregunta: ¿Dependo del panadero de mi barrio? Bueno, de algún modo si, si es que comes pan je!. Y claro está, el panadero depende de que tú se lo compres, de que tú trabajes e inviertas parte de ese sustento en su pan. Así que si en un hecho tan cotidiano y sencillo como este podemos observar la irrefutable dependencia que existe con nuestros prójimos, nos será fácil entender, que de ese mismo modo y de forma sutil estamos unidos los unos a los otros. Nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestras emociones. Emitimos información que pasa a formar parte de la Matrix, invisible pero existente. Y recibimos la información que otros emiten. En un baile sutil de dar y recibir.

¿Qué dice la tradición al respecto?

 

En todas las tradiciones de la historia de la Humanidad se ha destacado el concepto de Unidad y de unicidad cómo punto de referencia a la hora de cultivar la espiritualidad. Siendo muy importante el hecho de verse en los demás como reflejo de nuestra propia información que a pequeños o grandes fractales se refleja en cada uno de nuestros prójimos o próximos, así como incluso en el medio ambiente.

Rumi, el padre de los derviches del movimiento Sufí,  hace un bello juego de palabras entre el yo y el tú sostenido por la idea de la Unidad y el único Origen al que todos pertenecemos.

 

Las revelaciones más importantes de la historia han sembrado esta semilla que germina en la idea de que nuestro origen es el mismo. Estamos hechos de los mismos átomos que está hecho todo el universo creado y por crear. Somos esencia de la misma Esencia que todo lo crea. El Tao lo afirma, lo afirma la mística judia, el sufismo y las tradiciones Americanas entre otros.
En Occidente hemos aprendido otra tendencia, la individualidad, que si bien no está del todo equivocada, tal y como se enfoca, lo único que consigue es alimentar Egos y fragmentarnos infinitamente más.

 

¿Y en la era moderna, se ha vislumbrado esta visión de unidad y uno?

 

El mismo Einsten pudo vislumbrarlo en sus investigaciones científicas y lo expresó diciendo:
«El ser humano es parte del todo que llamamos universo, una parte limitada en el tiempo y en el espacio. Está convencido de que él mismo, sus pensamientos, y sus sentimientos, son algo independiente de los demás, una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esa ilusión es una cárcel para nosotros, los limita a nuestros deseos personales y a sentir afecto solamente por los pocos que tenemos más cercas. Nuestra tarea tiene que ser liberarnos de esa cárcel, ampliando nuestro círculo de compasión, para abarcar a todos los seres vivos y toda la naturaleza”
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Versa Rumi allá por el S.XVII en uno de sus poemas:

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