Retorno, el movimiento interno que reducirá la contaminación y devastación del planeta.

Sufrimos sin medida, sin sentido, sin más, por todo y por nada. Estamos absolutamente perdidos en el viejo Occidente. Dormidos al plástico, a la materia, a las pantallas y a la información.

Vivimos alejados de nuestro centro al ritmo que nos marca un reloj pactado por unos pocos. Sumisos a una sociedad enferma y enfermiza. Sumidos en el caos, la violencia y los estímulos. Separados de nosotros mismos, de la humanidad y de nuestra casa: la Tierra.

Hemos adoptado el papel de dueños y señores del planeta, con la idea generalizada de que la Tierra puede poseerse, con la idea de la pertenencia, aún cuando nadie la utilice, la habite o la cuide.

La Tierra pasa a estar en manos de la propiedad privada, del Estado y de inversores que mercadean con ella. Estas premisas son absolutamente ajenas a los pueblos indígenas que tratan a la Tierra como a una madre fuente de vida. Como el regalo de la creación que nos nutre, nos enseña y nos sustenta. La Tierra es para ellos el hogar de los ancestros, la proveedora de todas nuestras necesidades materiales y orgánicas y el legado para nuestros hijos. Y así debería ser para el resto de mortales. 

Pero en occidente hemos ensuciado e incluso cortado el vínculo con la madre tierra, hemos perdido la consciencia de que todo a nuestro alrededor tiene vida, los mares, los ríos, las plantas, las montañas, los minerales, …

Hemos perdido la consciencia de que todo está interconectado de forma invisible pero a la vez evidente. Todo es Uno, y por ende nosotros con el Todo. Hemos perdido el concepto de Unidad para convertirlo en yo-individuo-separado. Tal vez es por esta razón que ya no podemos sentir ni entender que el mundo material y el mundo sutil están entretejidos en una red invisible a nuestros ojos, la cual une todas las cosas.

Pero este sentido profundo de conexión con el Todo, vive en cada uno de nosotros. Una herencia que nos pertenece por derecho a todos los humanos. La diferencia es que mientras en el mundo indígena permanece latente, en el mundo occidental yace completamente dormido.

Lamentablemente en el viejo Occidente prevalece la idea del estudio de la naturaleza para su dominio y explotación. El Progreso se mide según la cantidad de riquezas y secretos que se extraigan del planeta. Saltándonos así los ciclos naturales, obligando a la tierra a producir sin descanso, violándola y contaminándola a niveles tan altos que ponen en riesgo nuestra permanencia como especie. Sin olvidar la crueldad y el dominio extendido, en muchos casos, al mundo animal.

Sólo ejercemos lo que los cabalalistas llaman el Ratzon Atzmi o deseo egoista de recibir. Que si bien es nuestro rasgo fundamental al nacer se aconseja ir cambiando este deseo egoista por deseo de otorgamiento, dar por dar. Entre otras cosas porque según los sabios de la Cabalá el Ratzon Atzmi es el origen del mal. Y a la vista está que así es. 

 

¿Cuándo se perdió este vinculo? ¿Cuándo pasamos a ser salvajes y agresivos con nuestra casa la Tierra? ¿Somos malos los seres humanos?

 

Es fácil observar que durante años los hombres han depredado en nombre de Dios a civilizaciones enteras y a sus extensiones de tierra. A lo largo de la historia han sido capaces de abusar e imponer la fuerza para su propio beneficio y para el alimento del poder. Han arrasado con culturas enteras y con formas de vida coherentes con la vida misma. Han impuesto sus normas, sus preceptos y sus ideologías la mayoría de veces por la fuerza. Han corrido ríos de sangre escudados en el nombre de Dios, eso sí, el «Dios oro». Con estos actos se mancharon la mayoría de las revelaciones que nada tienen que ver con las religiones organizadas. Las revelaciones, y en este caso hago referencia a la revelación de la Torah, existieron muchísimos años antes de que las religiones existieran.

Desgraciadamente y en detrimento de toda la humanidad, se escondieron las leyes, claves y secretos que escondía la revelación y que hacen referencia al  funcionamiento de la vida, de las leyes del Universo y a muchas herramientas que bien utilizadas habrían hecho que la historia se hubiese escrito con otro tinte menos cruel. Sólo unos pocos han podido disfrutar de ellas durante siglos y las han utilizado para su propio beneficio.

Este hecho ha permitido que la humanidad en su gran mayoría, pierda el mayor de los tesoros que puede poseer: El vínculo con nuestro propio ser y con el planeta.

 

La ley causa-efecto ha funcionado de forma perfecta y estos actos ya hace tiempo que se volvieron en nuestra contra. Es nuestra herencia y la herencia de nuestros hijos. Ahora nos estamos quedando sin tiempo. Ahora la tierra agoniza y los corazones humanos desconectados, enferman.

Y no habrá oro ni dinero que nos salve. 

¿Hay culpables, debemos vivir con rencor y reaccionar con rabia ante esto?

La solución no pasa por hallar culpables, pero para sanar es necesario entender y encontrar el origen de la desvinculación, sin rencor y sin culpa, aceptando nuestra parte responsablemente. Buscando el perdón profundo que nos ayude a rectificar. 

¿Hay solución?

Cuando vives dormido en la materia, inmerso en el sistema, muy rara vez te da tiempo a mira en tu interior o, aún peor, lo que ni se te ocurre es que en tu interior hay algún lugar donde mirar.

La solución a este problema pasaría por retornar a nuestro ser limpiando primero el vínculo con nosotros mismos y paulatinamente haciendo más consciente el vinculo con la tierra. 

No creo en las campañas millonarias que nos hacen reactivos con mensajes negativos de NO CONTAMINES. ¿Alguien cree que es necesario este tipo de mensajes en una comunidad indígena del Amazonas? Obvio que no, su vínculo con ellos mismos y con el planeta está limpio, el nuestro no. Así que la solución pasaría más bien por invertir ese dinero en educación que nos permita entender el mensaje de forma Activa y no Reactiva, que nos enseñen a retornar de nuevo a Ser. 

Volver a despertar al indígena que todos llevamos dentro honrando a todos nuestros ancestros que una vez vivieron desde su centro, honrando y respetando cada centímetro de esta creación. 

Por supuesto mientras esto sucede, hay que hacer acciones básicas que nos lleven a una vida más minimalista, que produzca menos residuos, intentar volver a viejas costumbres como la bolsa de tela para el pan o aumentar el consumo de productos locales Km.0, etc…

 

Una mirada disruptiva del calentamiento global

En una conversación con una de las colaboradoras de Cultura Espiritual, Medium Socio Ambiental,  sobre el tema del retorno y la ecología espiritual. Ella me invitó a hacerme esta pregunta ¿Porqué la Tierra se está calentando en exceso? Obviamente la pregunta es más profunda y no tiene que ver sólo por nuestras acciones contaminantes, más bien la pregunta era ¿Qué emoción negativa  está teniendo la tierra para que su temperatura suba?

Ella es Ingeniera Medioambiental y como podéis ver, tiene una mirada bastante más profunda que va más allá de la contaminación como la entiende la mayoría. Y está convencida que si analizamos esa emoción terráquea hallaremos una solución más rápida al problema.

Días después eso hice, me fui al diccionario de enfermedades emocionales y busqué calor excesivo. Y dice así:

«Aquí, el golpe de calor representa culpabilidad frente al amor, vinculada a un sentimiento de falta de estima de sí.  Necesito amar y ser amada y no consigo encontrar el modo de hacerlo, colmar este vacío interior que está en mí y neutralizar esta insatisfacción. Todo mi cuerpo me indica la necesidad urgente de colmar este amor. Busco cómo aumentar esta estima de sí, o cómo integrar una situación que me afectó en la infancia y que aflora ahora en superficie. Amo la vida y la vida me lo devuelve multiplicado por cien.»

Y voilá, nuestra colaboradora no va mal encaminada. Si bien este tema requiere todo un análisis y estudio más profundo, que prometo haremos, hay varias cosas evidentes de lo que podría estar pasándole a la tierra desde una mirada emocional:

La creación, la tierra, la naturaleza es pura compasión y misericordia. Su acción innata es dar por dar sin pedir nada a cambio lo que la confiere afinidad de forma con el Creador. Pero Necesita amar y ser amada y no consigue el modo de hacerlo. La tierra se siente insatisfecha porque no se siente amada.

Si bien el creador no necesita ser amado porque el es Uno, es todo, la Tierra como parte de Su creación está buscando un circuito reciproco de Amor, no olvidemos que da por dar pero a la vez la propia naturaleza de la Tierra  también es recibir eso si, siempre lo hace para volver a dar.

Es tal la devastación, el daño, la violación y la gran desconexión que tenemos con ella, que lo percibe con una falta de Amor brutal. La Tierra sabe que hemos perdido la mirada de amor hacia todo, ya no vemos lo sagrado en nada y para nuestro beneficio toda la Tierra está sembrada de Luz.

Como conclusión podríamos decir que amando más a la Tierra, conectando de forma verdadera con ella, por si sola ella dejaría de reaccionar con exceso de calor y sumado a las acciones que antes he descrito podríamos hacer grandes avances para mejorar la situación actual del planeta.

 

Tú que opinas? Te leemos.

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